En el invierno de 1993, el espejismo histórico, que suele ofrecer apuntes al capricho estético, se traslada ahora a los años treinta y cuarenta. La lectura: cada vez más hacia atrás. El supuesto: ante un futuro amenazador y contaminado, mejor examinar los orígenes y llegar hasta las raíces de lo clásico.
El traje pantalón, las faldas largas con corte o botones, la abundancia del chaleco, los zapatos de plataforma y tacón ancho, los tejidos de caída masculina y las cinturas avispadas, se proponen (según explicitan las carpetas de prensa de una gran parte de diseñadores) como un "reencuentro glamuroso con los años treinta o cuarenta".
Monday, February 15, 2010
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