Lo que sí está claro, es que en estos años se relajó la atmósfera ochentera, típicamente fastuosa y exuberante, para dar paso a la simplicidad y a la comodidad. Es así que el prét-a-porter adquiere relevancia para la mujer.
En líneas generales, se destacan como usuales los pantalones de tiro bajo, los escotes prominentes y el jean que no pierde la presencia que tenía en los ochenta, sino que por el contrario, llega para quedarse; los desteñidos y rotos eran “plaga”.
Por su parte, las remeras cortas hasta el ombligo, resultaron ideales para lucir piercings y tatuajes. En cuanto a los accesorios, el uso de carteras y cintos se mantuvo.

No comments:
Post a Comment